Cuidar el consumo de agua, así como ahorrar luz y gas seguramente forman parte de su vida cotidiana; ahora, ¿qué más puede hacer para cuidar el medio ambiente?
¿Sabía que en el país cada persona genera diariamente alrededor de un kilogramo de basura? Si lo multiplicamos por el número de habitantes de México, resulta que 100 mil toneladas de basura se desechan cada día, y en diez días la cifra llegaría a alcanzar el millón de toneladas. ¿Cómo ayudar a que estos números cambien para bien?
No todo lo que se tira a la basura son objetos inservibles. Y la misma palabra basura es a veces un exceso para referirnos a muchos de los desechos –ya sean orgánicos o inorgánicos– de los que queremos desprendernos. Cáscaras de naranja, los restos del pollo con arroz de hace tres días, los cascarones de huevo y otros residuos pueden servir para procesarlos como composta y abonar las plantas y flores de su patio o jardín. En cuanto a los desperdicios inorgánicos, como son periódicos, revistas, latas y botellas vacías, el proceso es todavía más sencillo, ya que solamente es cuestión de llevarlos a centros de acopio para que sean reciclados.
Reciclar y reutilizar no solo ayuda al medio ambiente, hay muchas otras razones económicas y éticas para hacerlo. Todo forma parte de un gran sistema y si una de las partes –en este caso, la principal, el medio ambiente– resulta beneficiada, también otras perspectivas participan de este beneficio. El reciclaje no solo evita que los desperdicios contaminen el aire, el agua y el suelo, sino que ahorran espacio, ya que la capacidad que tienen los rellenos no alcanza y es necesario buscar nuevos sitios, lo que cada vez resulta mucho más complejo. Además, el agua y la energía que se utilizan para reciclar esos materiales es menor que la que se emplearía en extraer materias primas y fabricar productos “desde cero”.
Si separamos la basura como se debe, contribuimos a que el reciclaje se realice con mayor eficacia. Arnold Ricalde, director de la Asociación Civil Organi-K, asesor del gobierno federal, aconseja que “entre más separados entregue la gente sus residuos, más se puede reciclar. Si yo tengo una lata de atún y antes de tirarla a la basura la enjuago, es muy fácil de reciclar. Pero si yo la entrego con residuos de atún, el industrial lo tiene que pasar por un sistema de lavado y eso es más costoso y reduce los incentivos para reciclar”.
¿Sabía que en el país cada persona genera diariamente alrededor de un kilogramo de basura? Si lo multiplicamos por el número de habitantes de México, resulta que 100 mil toneladas de basura se desechan cada día, y en diez días la cifra llegaría a alcanzar el millón de toneladas. ¿Cómo ayudar a que estos números cambien para bien?
Basura que no es basura
No todo lo que se tira a la basura son objetos inservibles. Y la misma palabra basura es a veces un exceso para referirnos a muchos de los desechos –ya sean orgánicos o inorgánicos– de los que queremos desprendernos. Cáscaras de naranja, los restos del pollo con arroz de hace tres días, los cascarones de huevo y otros residuos pueden servir para procesarlos como composta y abonar las plantas y flores de su patio o jardín. En cuanto a los desperdicios inorgánicos, como son periódicos, revistas, latas y botellas vacías, el proceso es todavía más sencillo, ya que solamente es cuestión de llevarlos a centros de acopio para que sean reciclados.Reciclar y reutilizar no solo ayuda al medio ambiente, hay muchas otras razones económicas y éticas para hacerlo. Todo forma parte de un gran sistema y si una de las partes –en este caso, la principal, el medio ambiente– resulta beneficiada, también otras perspectivas participan de este beneficio. El reciclaje no solo evita que los desperdicios contaminen el aire, el agua y el suelo, sino que ahorran espacio, ya que la capacidad que tienen los rellenos no alcanza y es necesario buscar nuevos sitios, lo que cada vez resulta mucho más complejo. Además, el agua y la energía que se utilizan para reciclar esos materiales es menor que la que se emplearía en extraer materias primas y fabricar productos “desde cero”.
Si separamos la basura como se debe, contribuimos a que el reciclaje se realice con mayor eficacia. Arnold Ricalde, director de la Asociación Civil Organi-K, asesor del gobierno federal, aconseja que “entre más separados entregue la gente sus residuos, más se puede reciclar. Si yo tengo una lata de atún y antes de tirarla a la basura la enjuago, es muy fácil de reciclar. Pero si yo la entrego con residuos de atún, el industrial lo tiene que pasar por un sistema de lavado y eso es más costoso y reduce los incentivos para reciclar”.
